Cuando se enteró de que la próxima destinación de nuestro viaje en Latinoamérica es Colombia, mi hermano me mandó un correo electrónico. En sus ojos estoy loco de viajar a un país lleno de terroristas y de traficantes de drogas que secuestran o matan a la gente honrada. Él no alcanza a comprender por qué diablos yo tomaría tal riesgo. Eso me hizo reflexionar en la naturaleza subjetiva del “peligro”.
Primero dejemos hablar los números por sí mismos. Hubieron menos de 300 raptos en Colombia en el 2010 por una población de 43 millones: constituye una probabilidad de 0,06 por 100.000 (quedándose por un mes). En comparación, el riesgo anual de morir de un cáncer es aproximadamente de 160 a 190 por 100.000 según los países. La probabilidad anual de muerte accidental es de 38 por 100.000 en los EEUU. A pesar de todo, nadie te dice loco cuando cruces la calle (podrías ser aplastado por un bus), cuando manejes (podrías estrellarte contra un poste de luz), cuando comes alimentos grasos (podrías obstruir tus arterias y sufrir un accidente cerebrovascular).
En cambio viaja a Colombia y el señal de alarma sonará inmediatamente.
Aventuro la teoría que el riesgo real no tiene ninguna importancia en la percepción humana del peligro. Lo que importa es qué miedo tenemos de un evento, aunque sea muy improbable. El miedo siempre supera al peligro.
Si la película “Tiburón” dejó cicatrices profundas en tu mente (como lo hizo en mío), a lo mejor flipas cada vez que algo mueve en el agua, aunque la probabilidad de una ataca de tiburón contra un surfista sea menos de 0,8 por 100.000 en los EEUU. Si cada vez que oyes la palabra “Colombia” en la televisión la presentadora de noticias cuenta la historia de un político secuestrado o de un cartel de drogas desmantelado, apoyada con imágenes de esposas y de heridas sangrientas, en tu cabeza el país se vuelve peligroso. Además, ya que los medios de comunicación se centran en las noticias sensacionalistas que nos atan los ojos a la pantalla, tienes pocas posibilidades de ver cualquier cosa positiva a propósito de un lugar: ¡no interesa nadie! Dentro de poco imaginas el planeta como si se dividiera en tres categorías: los lugares seguros (que son familiares y de que se habla todo el tiempo, como los EEUU y Europa), los lugares peligrosos (de que se habla de vez en cuando, pero siempre de manera negativa) y los lugares misteriosos (el resto del mundo). ¡Qué lamentable!
Durante los 6 últimos meses crucé 7 países de Latinoamérica. Dos de estos se consideran peligrosos y son el objeto de mucha atención negativa en los medios de comunicación: México y Guatemala. Resulta que son los dos lugares que me gustaron más en el viaje. Los dos son bendecidos con paisajes magníficos así como gente auténtica y generosa. Estoy impaciente por descubrir Colombia como es, no como se supone que sea.
Siempre y cuando no hay arañas grandes.
Cédric, el 29 de enero de 2012
Muchas gracias por «arriesgarte» a venir para darte cuenta de que Colombia no es como la muestran en Estados Unidos y el resto del mundo, la ignorancia es grande en muchas partes del mundo, Colombia mi pais, no es un pais perfecto y tenemos mucho que mejorar pero definitivamente nos tienen demasiado estigmatizados rayando para alguas personas con el racismo y la discriminacion.
Espero estes disfrutando cartagena y puedas llevarte una buena impresion. Un abrazo.
Que tristeza que tu hermano siga teniendo mente tan cerrada y estigmatizada para con Colombia, ojala que pueda venir algun dia para que pueda hablar con voz propia y propia experiencia y no por lo que escucha por chisme o el voz a voz de otra gente o los medios. Mucha gente cae en la trampa en los medios. Lo que mas vende y genera dinero para los noticieros son solo las cosas malas.
Saludos
Felipe, muchas gracias por tu mensaje. Nos encanta Cartagena y la gente de tu país. Después de Cartagena nuestro plan es de manejar hasta Cali, Medellín y Pasto antes de cruzar la frontera de Ecuador rumbo a Quito.
Un abrazo.
Cedric